Como ya te contamos, el Instituto de Estudios del Huevo (IEH) convocó como cada año, con la colaboración de INPROVO, el Premio a la Investigación, el Concurso de Recetas “Cocina con huevos” y el Concurso de Comunicación Audiovisual sobre huevo.
Hoy os traemos la que ha sido la receta ganadora, un postre elaborado por Pau Iborra:
A la altura del mítico bocadillo de una barra entera de pan para ver el fútbol, os enseñamos éste de huevos fritos, panceta y queso… ¿Cuánto tardarías en comerlo? 😋
Además, compartimos este artículo de El Saber Culinario en el que desmitifica la mala fama del huevo y el colesterol:
En un tweet que ha compartido el Instituto de Estudios del Huevo nos mostraban que “Los lípidos del huevo son en su mayor parte insaturados, es decir, saludables. Todos están en la yema. Y el huevo no tiene grasas trans”, además lo acompañaban de esta imagen:
Por otra parte, el Egg Nutrition Center destacaba “Cómo los nutrientes de la yema ayudan a tu vista:
La luteína y la zeaxantina
son antioxidantes que se cree que reducen el riesgo de desarrollar cataratas y ralentizan la progresión de la degeneración macular, una dolencia relacionada con la edad.”
Asimismo, este organismo también ha resaltado que “Comer proteína es importante para un envejecimiento saludable:
Los estudios han demostrado que las múltiples porciones de tamaño moderado de proteínas de alta calidad en el transcurso de un día pueden ayudar a optimizar el potencial del crecimiento muscular mientras se controle la ingesta total de energía y nutrientes.”
Os
presentamos las conclusiones del estudio “Comparison of the satiating
properties of egg- versus cereal grain-based breakfasts for appetite and energy
intake control in children”,publicado en la revista médica Eating Behaviors, del equipo de
investigadores, dirigido por el Dr. Tanja Kral del Departamento de Ciencias de
la Salud Biocomportamental de la Escuela de Enfermería de la Universidad
Pennsylvania:
Un
desayuno rico en proteínas a base de huevos mantiene a los niños más saciados
que tomando cereales o avena. Además, los niños que han desayunado huevo comen
70 calorías menos en el almuerzo.
También se llegó a la conclusión de que los efectos de una comida rica en
proteína de huevos no duran todo el día. El especial efecto de saciedad del
huevo sólo afectó a la comida del mediodía, ya que por la tarde no se observó
diferencias de hambre entre los niños.
En el
estudio se observó la cantidad de comida que tomaban 3 grupos de niños de 8-10
años a la hora del almuerzo, cuya cantidad podían decidir libremente en función
de su apetito. Cada grupo había comido la misma cantidad de calorías en el
desayuno (350 kcal), aunque de 3 tipos diferentes: huevos, avena o cereales.
El
desayuno a base de huevo estaba compuesto de huevos revueltos, una tostada de
pan integral, melocotón y leche desnatada. Una propuesta muy completa y sabrosa
que bien pueden tomar todos los miembros de una familia.
Cada vez son más los organismos nacionales e internacionales de salud y nutrición que ensalzan los beneficios del huevo y destierran esos falsos mitos que han dado una injusta mala fama a este gran alimento. 🍳👍
Otra receta de nuestro primer concurso “Gran Chef de Huevos DAGU". Esta vez es con huevo de codorniz y es de Marisol de Alicante. Podéis ver más recetas suyas en el blog: http://cocinaconmigoelblogdemarisol.blogspot.com.es.
LAS TRES CARABELAS
Ingredientes y elaboración (para 3 personas)
3 medias pulguitas de pan
3 salchichas frescas pequeñas
3 huevos de codorniz
3 lonchitas de jamón
3 trozos de pimiento verde
Sobrasada (ésta es mallorquina de cerdo ibérico)
Aceite
Sal
En primer lugar freímos las salchichas con el aceite en una sartén. Cuando estén hechas se reservan y se hacen los tres trozos de pimientos, se le quita la piel, también reservamos y por último freímos los huevos.
Montamos el plato por este orden: En primer lugar extendemos la sobrasada, ponemos la salchicha en un ladito, el pimiento frito encima y al otro lado el huevo, con el palo de una brocheta hacemos una vela con el jamón y espolvoreamos un poquito de sal.
Servir bien calentito, es delicioso.
Hace unos días, Marisol de Cocina conmigo – El blog de Marisol nos recordó que hace 3 años compartió esta receta para uno de nuestros concursos.
¡Cómo pasa el tiempo, y cómo nos sigue encantando tu receta! 😉👌
Es uno de los alimentos más versátiles en nuestras
cocinas, pero también uno de los más sensibles a la contaminación debido a su
riqueza en nutrientes. Para consumir huevo de forma correcta y segura, es necesario
seguir unas buenas prácticas de manejo y conservación que no todo el mundo
conoce.
¿Hay que guardar los huevos en el frigorífico? ¿Debemos lavarlos antes de
guardarlos? ¿Se pueden mantener alimentos cocinados con huevo a temperatura
ambiente? La campaña “El huevo, de etiqueta” de INPROVO (Organización
Interprofesional del Huevo y sus Productos) te ayuda a resolverlas.
El Modelo Europeo de Producción implica un importante esfuerzo de los
productores para llevar a nuestras casas huevos frescos y seguros. Sin embargo, todas
las precauciones adoptadas para garantizar la higiene y la seguridad alimentaria en el
proceso de producción del huevo pueden resultar inútiles si no se manipula
correctamente antes de su consumo.
Tras la compra debemos preservar su frescura y calidad manteniéndolos entre 1ºC y
10ºC. ¿El lugar ideal? El frigorífico. Guárdalos sin lavar y, a ser posible, en su estuche.
Así mantendrás la protección natural de la cáscara del huevo frente a
microorganismos externos, olores extraños o humedad. Además, siempre tendrás a
mano la información importante del etiquetado, como la fecha de consumo
preferente (que no es obligatorio indicar en la cáscara del huevo, pero sí en el envase). El envase protege también al huevo de los cambios de temperatura que se producen
cuando abrimos frecuentemente el frigorífico.
Esta variación térmica, especialmente de frío a calor, no es buena para el huevo. Por
esta razón no se refrigeran durante su distribución ni en el punto de compra. En casa,
saca del frigorífico solo los huevos que necesites. Antes de utilizarlos, desecha los
sucios, rotos o agrietados. Puedes lavarlos antes de su uso, nunca para guardarlos
después. Además, es recomendable confirmar que están en el plazo marcado por la
fecha de consumo preferente.
Limpia bien las manos, superficies y utensilios de cocina antes y después de
manipular el huevo. Procura no cascar los huevos en borde del recipiente donde los
vayas a batir, para evitar que caigan trocitos de cáscara. No separes la clara y la yema
con la cáscara, porque esto facilita que cualquier posible contaminación exterior que
hubiera en ella se diluya en la parte comestible del huevo.
¿Y la salmonela?
Los productores de huevos comerciales mantienen sus granjas libres de
enfermedades aplicando medidas de bioseguridad, higiene y de prevención de la
contaminación de las aves. En España, las gallinas ponedoras se vacunan
obligatoriamente contra la salmonela. Además, se realizan análisis periódicos, de los
propios productores y de los inspectores oficiales.
La salmonela provoca una toxiinfección alimentaria (salmonelosis) cuando se
reproduce en alimentos que no se han manipulado higiénicamente. Para evitarla,
además de los consejos anteriores, conviene recordar unas normas básicas:
Consume huevos procedentes de granjas registradas y controladas: lo sabrás
porque llevan información obligatoria en su envase y en su cáscara.
Conservar refrigerados los alimentos, frescos o cocinados: la salmonela
puede multiplicarse a una gran velocidad en alimentos frescos, especialmente en
verano cuando se dejan a temperatura ambiente. No olvides guardar lo antes posible
los platos y las salsas elaborados con huevo en el frigorífico, tanto si son caseros
como industriales.
Cocinar a temperatura suficiente los platos con huevo: Cocinar a 70ºC o más
garantiza la eliminación de la salmonela. Los platos que no se vayan a consumir de
forma inmediata deben mantenerse calientes, o en refrigeración si se trata de
platos fríos que tengan que conservarse durante un tiempo antes de su consumo.
Hay que cuidar la higiene, el tiempo y la temperatura en la preparación y
conservación de platos con huevo que no se consuman inmediatamente tras su
elaboración.
Evitar la contaminación cruzada: el recipiente o el cubierto utilizados para
batir los huevos, por ejemplo, no deben ponerse en contacto con la tortilla ya
hecha. Tampoco se debe cascar el huevo en el recipiente que emplearemos después
para batirlo, cocinar o servir los alimentos ya preparados.
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