Un huevo grande (50 g) aporta parte de las necesidades diarias* de selenio (27 %), vitamina B12 (25 %), colina (23 %), riboflavina (15 %), proteínas (13 %), fósforo (11 %), vitamina D (9 %).
*Porcentajes de cantidades diarias recomendadas basadas en promedios para adultos (hombres y mujeres) de Australia, Canadá, China, Unión Europea y Estados Unidos de América.
El huevo es un concentrado de nutrientes de gran valor. No olvidemos que su misión en la Naturaleza es crear un nuevo ser vivo completo solo a partir de su contenido.
Hay muchas razones para considerarlo un alimento extraordinario que debe estar presente en nuestra dieta. Veamos algunas:
✅ Energía: Un huevo aporta solamente 70 kcal (3‐4% de la ingesta recomendada –IR- de energía). Por ello es perfecto en dietas para perder peso, ya que aporta nutrientes de gran interés y apenas tiene azúcares.
✅ Colesterol: Superado ya el viejo mito del huevo y su relación con la enfermedad cardiovascular, se confirma que consumir 1 huevo al día es perfectamente compatible con una dieta cardiosaludable. No es un alimento a restringir, por sus enormes ventajas nutricionales y sus beneficios para la salud.
✅ Proteína: La proteína del huevo es la de mayor calidad entre todos los alimentos porque sus aminoácidos están en proporciones similares a las que necesita nuestro organismo. Es esencial para construir y reparar los tejidos, por lo que ayuda a crecer, a mantener un buen estado físico y a proteger del envejecimiento. El huevo tiene un alto contenido de proteínas, tanto en la yema como en la clara.
✅ Vitaminas: Menos la vitamina C, el huevo tiene todas en cantidades apreciables. En la yema se concentran las vitaminas A,D, E y K, y en la clara, sobre todo las del grupo B. No debemos desechar la yema, para no perder estos importantes nutrientes. El huevo aporta por cada 100 g de parte comestible (dos huevos medianos), vitamina A (28,4% del Valor de Referencia del Nutriente-VRN), vitamina D (36% VRN), vitamina E (15,8% VRN), riboflavina (26,4% VRN), niacina (20,6% VRN), ácido fólico (25,6% VRN), vitamina
B₁₂ (84% VRN), biotina (40% VRN) y ácido pantoténico (30% VRN), entre otras vitaminas.
✅ Grasa/Lípidos: Los lípidos del huevo son en su mayoría insaturados, y solo 1/3 son saturados. El huevo tiene alto contenido de grasas monoinsaturadas, por ello su grasa se considera saludable. Aporta ácidos grasos esenciales (que debemos consumir porque nuestro organismo no los produce). El huevo es fuente de ácidos grasos omega-3. Contiene 42,8 mg de DHA por cada 100 kcal de huevo.
En la parte grasa del huevo está también la lecitina, compuesto con función emulsionante que interviene en el metabolismo del colesterol, reduce su absorción intestinal y evita que se deposite en las arterias.
Un componente de la lecitina del huevo es la colina, nutriente para el que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria ha fijado en 2016 consumos recomendados.
El huevo es una de las principales fuentes de colina dietética, ya que dos huevos (100 g de parte comestible) aportan 250 mg de colina y cubren buena parte de las necesidades diarias. La colina es importante para la formación y el funcionamiento normal del cerebro y el sistema nervioso y previene el deterioro cognitivo ligado al envejecimiento. Las necesidades de colina aumentan en las mujeres gestantes y en lactación y en las primeras etapas del desarrollo del bebé.
✅ Antioxidantes: El huevo aporta varios compuestos antioxidantes, como la vitamina E, el Selenio o los carotenoides. Los pigmentos de la yema son carotenoides y previenen la oxidación celular. Aportes adecuados de luteína y zeaxantina se asocian con menor riesgo de sufrir degeneración macular asociada a la edad y cataratas.
✅ Minerales: El huevo es rico en minerales que son micronutrientes con funciones importantes en la dieta y la salud. Destacan especialmente el fósforo (30,9% VRN), hierro (15,7% VRN), Zinc (20% VRN) y Selenio (18,2% VRN), presentes en el huevo en formas biodisponibles.
Su ponencia, titulada “¿Qué deberíamos saber sobre
el huevo y la salud y no nos han contado?” repasó recientes trabajos de investigación y
recomendaciones dietéticas relacionadas con el huevo, la alimentación y la
salud, así como las acciones de promoción de la investigación del Instituto de
Estudios del Huevo mediante sus premios anuales a la investigación.
Los últimos datos
científicos sobre el consumo de huevo y su relación con enfermedades
cardiovasculares, alergia, enfermedades crónicas (Diabetes Mellitus tipo II,
degeneración macular de la retina y enfermedades neurológicas degenerativas,
como el Alzheimer) llegan a conclusiones positivas sobre el papel de los
componentes del huevo en relación a estas patologías.
Además de no tener efectos negativos sobre el riesgo cardiovascular en personas
sanas, el consumo de
huevos podría no estar tampoco contraindicado en pacientes con enfermedades
cardiovasculares. Sobre la alergia, destacó los avances para
lograr desensibilizar a niños alérgicos con inmunoterapia oral, con bastante
éxito. En relación a las enfermedades degenerativas, el huevo es un alimento de gran
importancia para mantener la salud ocular, gracias a la presencia de zeaxantina
en la yema. Este pigmento se relaciona con la reducción del
riesgo de padecer cataratas y degeneración macular de la retina, una de las
principales causas de ceguera en adultos. Además, los antioxidantes del huevo y la
colina juegan un importante papel en la prevención de la pérdida de memoria y
la función cognitiva, y se relaciona su consumo con un menor riesgo de padecer
enfermedades degenerativas del sistema nervioso como el Alzheimer.
El Dr. Fuertes destacó también en su presentación la importancia de actualizar los
conocimientos científicos a partir de fuentes solventes, para
ofrecer información documentada y fiable a la sociedad. Éste ha sido el papel
del Instituto de Estudios del Huevo desde su creación.
Consumir un huevo al día NO aumenta el riesgo cardiovascular. Y tiene efecto protector en la oxidación de proteínas plasmáticas.
Consumir un #huevo al dia NO aumenta el riesgo cardiovascular. Y tiene efecto protector en la oxidación de proteinas plasmáticas. pic.twitter.com/hCxWC89XCR
¡Ya llegó el momento! Como cada año, tenemos un día para celebrar en todo el mundo y hacer homenaje a un alimento tan completo y saludable como: ¡El Huevo! 🍳🥇
Para mantener su calidad recuerda refrigerarlos, guardarlos en su propio empaque y colocarlos con su parte más angosta hacia abajo. pic.twitter.com/UdDYGkQ46K
Podríamos decir que el huevo es una especie de “comodín” en nuestra alimentación: en un pequeño tamaño y pocas calorías contiene multitud de nutrientes que hacen de él un alimento de los más saludable.
Con motivo de la vuelta a las aulas de los niños y niñas, repasamos nuestros artículos más destacados sobre los beneficios del huevo en la alimentación de los más jóvenes de la casa:
Estamos de estreno: hoy ve la luz nuestra página web renovada (www.institutohuevo.com). Esperamos que te guste tanto como a nosotros, y que sigas encontrando en ella información de interés para saber más sobre el huevo.
Compartimos con vosotr@s este artículo de la aecosan sobre cómo prevenir intoxicaciones alimentarias en verano o épocas de calor:
Las enfermedades de transmisión alimentaria, también conocidas como “toxiinfecciones alimentarias” son aquellas patologías que se producen por la ingestión de alimentos contaminados con agentes biológicos o sus toxinas.
Estos procesos están causados por la ingestión de distintas formas vitales de bacterias, virus o parásitos. Así, la enfermedad puede estar causada por la ingestión de bacterias o virus vehiculados en el alimento (infección), o de toxinas producidas por aquéllas previamente formadas en el alimento (intoxicación), o por formas parasitarias en fases concretas de su ciclo evolutivo (infestación).
Ejemplos de las primeras, infecciones serían la Salmonelosis y la Hepatitis A; de las intoxicaciones por ingestión de toxina preformada, el Botulismo y la gastroenteritis por Enterotoxina Estafilocóccica; y de las parasitosis, la Triquinelosis y la Anisakiasis.
Los procedimientos de control e inspección de procesos y alimentos que se llevan a cabo de manera sistemática han demostrado resultar muy eficaces en la prevención de muchos de estos problemas. Sin embargo, en muchos casos el consumidor es el verdadero artífice de las prácticas correctas de higiene en la fase terminal de la cadena alimentaria. También resulta de gran importancia que el consumidor, en su opción de compra y en sus hábitos alimentarios contribuya a mantener el nivel y garantías de inocuidad alcanzados en las fases previas de la cadena.
Para ello, puede resultar de utilidad recordar algunos conceptos básicos. Ante todo, no olvidemos que la contaminación microbiana, incluso elevada, no tiene por qué manifestarse en el deterioro del alimento. La apariencia, no basta.
Los microorganismos son seres vivos: se alimentan, se reproducen y se relacionan con su entorno. Necesitan, por tanto, que el alimento que les sirve de vehículo y de hábitat les brinde unas condiciones favorables: Disponibilidad de nutrientes, temperatura adecuada, entorno no agresivo (condiciones de acidez, salinidad, humedad)…. en tales condiciones, eubióticas, favorables a la vida, si les concedemos el tiempo necesario, se reproducirán, a velocidad inusitada, alcanzando dosis infectantes; producirán toxinas aquellos que son toxigénicos…. en definitiva, convertirán un alimento inocuo en un producto peligroso. Si las condiciones del medio resultasen adversas, algunos pueden adoptar formas vitales de resistencia, como las esporas o esporos, que germinarán cuando aquéllas mejoren dando lugar a formas infectantes.
¡Debemos y podemos evitarlo!
Los meses de verano constituyen una época especialmente crítica, porque las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos. Asimismo, en esta época hay una mayor tendencia a comer fuera de casa. Por ello, la Agencia Española de Consumo Seguridad Alimentaria y Nutrición, recomienda la observación de las siguientes normas, basadas en las Reglas de Oro para la preparación higiénica de los alimentos de la Organización Mundial de la Salud. La adopción de estas sencillas precauciones evitará numerosas enfermedades provocadas por una inadecuada manipulación o conservación de los alimentos.
1. Consumir alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente.
No se debe consumir leche sin tratamiento térmico (leche cruda). Las carnes, pescados y productos de repostería deben estar refrigerados o congelados. En los establecimientos de restauración es obligatorio el empleo de ovoproductos en la elaboración de mayonesas, salsas, cremas, etc. Si prepara estos alimentos en casa, deberá consumirlos inmediatamente, no aprovechar las sobras y mantener la conservación en frío. Si lava los huevos antes de utilizarlos, porque éstos tienen restos de suciedad, debe hacerlo inmediatamente antes de su uso.
2. Cocinar correctamente los alimentos.
Los alimentos pueden estar contaminados por microorganismos. Si los alimentos se cocinan bien, estos microorganismos pueden ser destruidos por el calor. La temperatura a la que debe someterse el alimento debe ser suficiente para que alcance un mínimo de 70º C en el centro del producto.
3. Consumir los alimentos inmediatamente después de ser cocinados.
Es la mejor manera de evitar la proliferación de los gérmenes. No dejar nunca los alimentos cocinados a temperatura ambiente.
4. Un alimento cocinado, es un alimento higienizado.
Los alimentos que no puedan ser consumidos inmediatamente o las sobras que se quieran guardar, deben mantenerse bajo la acción del calor, por encima de 60º C, o del frío, a 7º C como máximo. Si va a consumir pescado crudo o poco cocinado (preparaciones culinarias como los boquerones en vinagre) en casa, hágalo después de haberlo mantenido congelado durante varios días.
5. Calentar suficientemente los alimentos cocinados.
Para conservarlo después de su preparación, puede mantener caliente hasta su consumo aquellos alimentos que lo permitan (sopas, purés, guisos…). Otro tipo de alimentos que no puedan ser sometidos a calor (ensaladas, gazpachos, etc.), deben ser refrigerados inmediatamente. No siempre es posible aprovechar sobras de una comida anterior, pero si decide hacerlo, caliente dichas sobras a la temperatura máxima antes de consumirlo.
6. Evitar el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados.
Un alimento cocinado puede volver a contaminarse por contacto con los alimentos crudos o con objetos que anteriormente hayan contactado un alimento crudo (cuchillos, tablas, superficies, trapos, etc.). El trapo de cocina o la bayeta puede ser un excelente vehículo de contaminación. Es preferible usar papel de cocina.
7. Asegurar una correcta higiene de la persona que va a manipular los alimentos y una limpieza adecuada en todas las superficies de la cocina.
La persona que manipule alimentos, debe observar unas estrictas prácticas higiénicas. Es imprescindible que tenga las manos siempre limpias, que las lave cada vez que haga falta y siempre que haga uso del servicio. Es muy importante hacer la limpieza de la cocina diariamente, como mínimo. Tener especial cuidado en almacenar la basura en recipientes lisos, lavables y cerrados y que éstos no se encuentren cerca de los alimentos.
8. Mantener los alimentos fuera del alcance de insectos, roedores y animales de compañía.
No hay que olvidar que los animales pueden ser portadores de gérmenes patógenos y parásitos que originan enfermedades de transmisión alimentaria.
9. Utilizar exclusivamente agua potable.
El agua potable no es sólo imprescindible para beber, sino también para preparar los alimentos. Debe tener exclusivamente estos dos orígenes: aguas envasadas o aguas de la red pública de distribución en la población. No se debe beber ni usar agua procedente de pozos que no esté potabilizada.
10. No consumir alimentos perecederos que estén expuesto a temperatura ambiente.
En bares, cafeterías, restaurantes, etc., todos los alimentos deben estar protegidos por vitrinas y conservados en condiciones sanitarias adecuadas. Deben estar refrigerados siempre que sea preciso. Estas medidas deben ser exigidas por el consumidor, y cuando se observe que no se cumplen, los alimentos deben ser rechazados.
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