Estamos de estreno: hoy ve la luz nuestra página web renovada (www.institutohuevo.com). Esperamos que te guste tanto como a nosotros, y que sigas encontrando en ella información de interés para saber más sobre el huevo.
Siempre hay que seguir unas buenas indicaciones en el manejo de los alimentos para manipularlos de manera correcta. Por eso, vamos a aprender gracias a la campaña “El huevo, de etiqueta” unos trucos para que consumamos huevos de manera totalmente segura, incluso en verano o épocas de calor.
Los huevos con las indicaciones obligatorias en su cáscara y etiquetado cumplen con los requisitos del modelo europeo de producción.
En ellos se marca la fecha de consumo preferente, que indica el tiempo durante el que un huevo puede considerarse fresco. Esto solo se aplica a un huevo que tenga su cáscara limpia e intacta (sin fisuras ni roturas), y que haya estado bien conservado (en el frigorífico tras la compra).
Si los huevos no llevan marcada en la cáscara la fecha de consumo preferente podrás encontrarla en su envase. Guárdalos allí para tener siempre disponible esa información.
Un huevo se considera fresco hasta los 28 días después de la puesta si ha estado bien conservado (sin cambios térmicos bruscos y en el frigorífico después de la compra).
Una vez cascado, el huevo debe cocinarse o consumirse a la mayor brevedad posible. Al ser un alimento muy nutritivo, si no se conserva y manipula correctamente puede contaminarse fácilmente con microorganismos del entorno, lo que haría su consumo poco seguro.
Resumiendo, debemos tener en cuenta estas ocho indicaciones:
No lavar los huevos para guardarlos en la nevera, sólo si los vas a consumir inmediatamente.
Conservarlos en el frigorífico, así permanecerán frescos más días.
Desde el perfil de alimentación.es han compartido esta imagen en la que se explican los diferentes sistemas de producción de huevos y cómo reconocer fácilmente si un huevo es fresco.
etiqueta” hace llegar información al consumidor sobre el Modelo Europeo de Producción de huevos, su marcado y etiquetado. Cofinanciada por la UE, INPROVO y MAGRAMA.
Pudieron asistir a una charla sobre la trazabilidad, el Modelo Europeo de producción, seguridad alimentaria, y el papel del huevo en la
cocina. Además, les
enseñamos nuestro centro de clasificación.
Nos hemos traído a los estudiantes de #hostelería del Instituto Buero Vallejo de #Guadalajara hasta un centro de embalaje para explicarles cómo se producen, envasan y etiquetan los huevos en la UE.
Te enseñamos lo que vieron y el recorrido que hicieron:
Cuando llegaron a nuestras instalaciones pudieron ver una presentación en la que les contamos qué es DAGU, cómo funciona, cómo está distribuida… Les explicamos las actividades que tenemos: crianza pollitos de un día, producción de huevos, producción de pienso, laboratorio, plataformas logísticas, centro de clasificación, ovoproductos, … También les hablamos de nuestros productos y de dónde los pueden encontrar.
Se les explica por qué, aunque a simple vista los huevos son todos iguales, en huevos DAGU nos esforzamos por conseguir siempre huevos de mejor calidad. Esto es porque cuidamos la salud de los consumidores (seguridad alimentaria, trazabilidad y control, diseño de instalaciones, sanidad animal y salud laboral), porque buscamos y cuidamos la calidad de nuestros productos y servicios, porque tenemos en cuenta el medio ambiente, porque apostamos por la i+d+i, porque buscamos la sostenibilidad y el bienestar animal (bioseguridad, adecuado manejo de las aves, diseño higiénico de las instalaciones…), y porque participamos en campañas solidarias y en proyectos de reducción del desperdicio alimentario.
Durante la visita les enseñamos lo que hacemos en cada lugar. Cómo tratamos de controlar todos y cada uno de los pasos por lo que pasa el huevo, para que llegue en las mejores condiciones a nuestros consumidores.
Les enseñamos
el centro de clasificación, la fábrica de piensos y el laboratorio:
En la visita al centro de clasificación seguimos el recorrido que lleva el huevo desde que entra en el centro, hasta que está preparado para enviarse a las tiendas. Empezamos con la recepción, luego el proceso de clasificado y selección de los huevos por categorías de calidad, clases, formatos… Pasamos a los túneles de retractilado y enfajado. Después al envasado y la agrupación de la mercancía.
En la fábrica de piensos les enseñamos el manejo y control que se hace de materias primas y piensos. Está especializada en la fabricación de piensos para ponedoras, lo que junto a los estrictos controles, tanto en la recepción de materias primas como de los procesos productivos, garantiza unos piensos sanos y naturales.
En el laboratorio y Departamento de calidad, los diferentes controles de calidad de todo el proceso
que hacemos: de materias primas para el pienso, de piensos, de los huevos y los ovoproductos.
Se trata de un laboratorio equipado con las más modernas tecnologías.
Los huevos que se venden en la Unión Europea deben cumplir los reglamentos comunitarios sobre su comercialización y las normas nacionales aplicables. Esta legislación define los criterios de calidad, peso, frescura, envasado y etiquetado.
A su llegada al centro de clasificación y envasado los huevos son seleccionados. Se consideran aptos para el consumo humano directo los huevos frescos, denominados huevos de categoría A, que cumplen los siguientes requisitos:
Cáscara y cutícula: normales, limpias e intactas.
Cámara de aire: de una altura no superior a 6 mm. En el caso de huevos comercializados con la mención «EXTRA», no podrá ser superior a 4 mm.
Clara: transparente, sin manchas, de consistencia gelatinosa y exenta de materias extrañas de cualquier tipo.
Yema: sólo visible al trasluz como una sombra, sin contorno claramente discernible, que no se separe del centro al someter al huevo a un movimiento de rotación y sin materias extrañas de cualquier tipo.
Germen: desarrollo imperceptible.
Olor: ausencia de olores extraños.
Los huevos frescos no se lavan ni se limpian por otros procedimientos antes o después de la clasificación. Tampoco se someten a ningún tratamiento de conservación ni refrigeración a temperaturas inferiores a 5 °C.
Los huevos que no cumplen los requisitos necesarios para ser considerados de “Categoría A” son los considerados como “Categoría B” o “huevos de segunda calidad”.
Los que son aptos para el consumo humano pueden destinarse a la elaboración de ovoproductos en industrias alimentarias autorizadas, ya que éstas cuentan con la tecnología necesaria para eliminar del huevo cualquier riesgo sanitario y obtener ovoproductos seguros. Los huevos de categoría B que no son aptos para el consumo humano se utilizan para fines no alimentarios o se destruyen.
“Un huevo fresco es aquel que no presenta ningún riesgo de provocar una toxiinfección cualquiera que sea el tipo de preparación culinaria a que se le someta”.
Bernard Sauveur, INRA Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Francia
Los huevos son alimentos delicados que precisan de esmerados cuidados y atenciones en todo su proceso de producción. También cuando están ya en casa, listos para su transformación en nuestros platos preferidos.
En diversas ocasiones hemos comentado la importancia de seguir unas buenas prácticas higiénicas en la cocina para evitar que los huevos se puedan contaminar o pierdan su frescura, como evitar los cambios bruscos de temperatura, conservar refrigeradas las preparaciones que llevan huevo (como mayonesas, cremas, etc.), cocer los huevos siempre a temperatura suficiente o guardarlos en la nevera dentro de su cartón original.
El huevo es un alimento maravilloso que, además de alimentarnos y deleitarnos como ya hacían los antiguos es, hoy en día, un gran logro colectivo de la innovación alimentaria. Cada huevo que llega a un hogar español sigue un minucioso proceso de vigilancia, prevención y control que deben garantizar la seguridad alimentaria del producto desde las granjas donde viven las gallinas hasta los estantes de las tiendas.
El sistema moderno de producción de huevos sigue estrictas normas internacionales que regulan todos los aspectos del cuidado de las aves y del manejo de los huevos para su bioseguridad.
En cada huevo encontramos un identificador que garantiza que cumple todos los procedimientos que exige la ley y que nos permite identificar el productor y la granja de la que procede. Es esa marca grabada en el huevo que incluye, además del código de trazabilidad, la fecha de consumo preferente.
La puedes ver en esta imagen:
En verano, nuestro país pasa mucho calor y es por eso que debemos ser todavía más cuidadosos porque, aunque la salmonelosis es una infección alimentaria más habitual en procesados cárnicos o lácteos, es importante reforzar la prevención también con los huevos. Recuerda que un huevo limpio puesto por una gallina sana no debe albergar salmonelas en su interior
En el día de ayer tuvimos la visita de la consejera de Agricultura de Castilla-La Mancha, María Luisa Soriano, a la instalaciones de DAGU en Cabanillas del Campo (Guadalajara).
Soriano destacó que la región es la principal productora nacional en avicultura de puesta, cuenta con 12 millones de gallinas ponedoras, cuyos huevos y ovoproductos “están presentes en las grandes cadenas comerciales españolas y europeas, e incluso están llegando de forma más sólida a otros mercados internacionales”.
También aseguró que el Gobierno regional apoya al sector “realizando importantes esfuerzos, tanto en seguridad alimentaria como el bienestar animal”.
Juan Gigante, Director General de DAGU, apuntó que “damos valor añadido a la producción de cereales de Guadalajara, para la producción de nuestros piensos”; además de que “lo transformamos en huevos que luego aparece en las líneas comerciales de los principales supermercados, o en otras empresas agroalimentarias”.
Si deseas leer más, puedes visitar las siguientes noticias:
Dagu, ejemplo de calidad y expansión, líder en el sector del huevo http://t.co/qWA4bSNxwt
La frescura del huevo es uno de los parámetros de calidad determinantes para su comercialización. Por ejemplo, existe un aparato llamado ovoscopio que es un sencillo equipo que permite mirar el huevo al trasluz y vislumbrar la altura de la cámara de aire o detectar algún defecto como las manchas rojizas.
Los huevos frescos pueden estar a la venta durante los 21 días posteriores a la fecha de puesta. En cambio, la referencia para el consumidor es la fecha de consumo preferente que indica el estuche, que es 28 días después de su puesta.
Durante su fase de clasificación, los huevos no son limpiados ni lavados, ni han sido conservados o refrigerados por debajo de los 5ºC.
Con el transcurso del tiempo, el huevo pierde frescura por dos razones:
Por la salida de parte del agua que contiene en forma de vapor a través de los poros de la cáscara y esto hace que aumente el tamaño de la cámara de aire y baje el peso del huevo.
Y por la eliminación de anhídrido carbónico que produce la pérdida de consistencia de la clara y chalazas, y hace que la yema se descentre.
También es muy importante un correcto almacenamiento y mantener unas condiciones adecuadas de temperatura y humedad. El huevo no debe sufrir cambios bruscos de temperatura (sobre todo de bajas a altas), nunca llegar a la congelación y no “sudar” porque favorecería la proliferación de microorganismos.
Pero cuando estamos en casa y tenemos huevos de hace varios días, ¿cómo podemos comprobar su frescura? Pues con estos 3 sencillos trucos:
Sumergiendo un huevo en un bol con agua y sal: Si se queda al fondo, es muy fresco pero si flota, ya no es tan fresco. Cuanto más alto flote, menos fresco es. Puedes ver un ejemplo de cómo se hace en este vídeo.
Cascando el huevo: Si la yema flota centrada sobre la clara, es muy fresco. En cambio, si la yema se va descentrando, menos fresco es.
Pelando un huevo duro o cocido: comprueba la distancia entre la clara yla cáscara. A menos tamaño de la cámara de aire, más fresco es (fíjate si el huevo tiene una especie de burbuja en su polo más grueso).
Como hemos comentado anteriormente, esto sucede por la eliminación por los poros de la cáscara de vapor de agua (el huevo aumenta su cámara de aire y flota) y de anhídrido carbónico (la clara pierde consistencia, se hace más líquida, se desparrama y la yema no queda centrada).
Si al hacer estas comprobaciones ves que un huevo no es “fresquísimo”, no te preocupes, todavía es apto para su consumo. Desecha aquéllos que floten mucho o que no tengan consistencia. De todas maneras, la mejor referencia es guiarse siempre por la fecha de consumo preferente.
En esta imagen que te ponemos a continuación, puedes ver de una manera muy visual y fácil los diferentes estados de frescura de un huevo:
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