La respuesta es sí y no. Todo depende de la “forma” en la que estén esos huevos. Lo explicamos:
Huevo entero crudo (en cáscara): NO. Cuando un alimento se congela, se expande, y eso haría que se rompiera la cáscara.
Huevo entero crudo (sin cáscara): SÍ, pero sólo si está batido.
Huevo duro / cocido: SÍ. Aunque no es muy recomendable porque el huevo pierde calidad, textura y gusto.
Yemas: NO porque pueden reventar al congelarse y pierden su textura y propiedades funcionales (se espesan con zonas que se congelan irreversiblemente). SÍ si las congelas batidas con una pizca de sal o una cucharadita y media de azúcar por cada 4 yemas, si ya sabes si las utilizarás para una receta salada o dulce.
Claras: SÍ. Las puedes congelar batidas ligeramente (pierden un poco de funcionalidad).
Yemas cocidas: SÍ. Coloca con cuidado las yemas en una sola capa en una cazuela y agrega agua hasta cubrirlas. Tapar y llevar rápidamente a ebullición. Retira del fuego y deja reposar las yemas, tapadas, en el agua caliente unos 12 minutos. Retira las yemas con una espumadera, escurre bien y congela.
Asegúrate de que el recipiente es hermético. También es muy útil que apuntes en el envase la fecha de congelación y la cantidad de huevo. Pueden durar hasta un año.
Y recuerda, nunca se debe volver a congelar un alimento que ya ha sido descongelado. Para descongelar es mejor hacerlo en la nevera la noche anterior, nunca a temperatura ambiente. Una vez descongelados, utilízalos inmediatamente.
En la imagen puedes ver un huevo duro congelado.
Completamos nuestra información sobre si se pueden congelar los huevos con este otro artículo:
Es uno de los alimentos más versátiles en nuestras
cocinas, pero también uno de los más sensibles a la contaminación debido a su
riqueza en nutrientes. Para consumir huevo de forma correcta y segura, es necesario
seguir unas buenas prácticas de manejo y conservación que no todo el mundo
conoce.
¿Hay que guardar los huevos en el frigorífico? ¿Debemos lavarlos antes de
guardarlos? ¿Se pueden mantener alimentos cocinados con huevo a temperatura
ambiente? La campaña “El huevo, de etiqueta” de INPROVO (Organización
Interprofesional del Huevo y sus Productos) te ayuda a resolverlas.
El Modelo Europeo de Producción implica un importante esfuerzo de los
productores para llevar a nuestras casas huevos frescos y seguros. Sin embargo, todas
las precauciones adoptadas para garantizar la higiene y la seguridad alimentaria en el
proceso de producción del huevo pueden resultar inútiles si no se manipula
correctamente antes de su consumo.
Tras la compra debemos preservar su frescura y calidad manteniéndolos entre 1ºC y
10ºC. ¿El lugar ideal? El frigorífico. Guárdalos sin lavar y, a ser posible, en su estuche.
Así mantendrás la protección natural de la cáscara del huevo frente a
microorganismos externos, olores extraños o humedad. Además, siempre tendrás a
mano la información importante del etiquetado, como la fecha de consumo
preferente (que no es obligatorio indicar en la cáscara del huevo, pero sí en el envase). El envase protege también al huevo de los cambios de temperatura que se producen
cuando abrimos frecuentemente el frigorífico.
Esta variación térmica, especialmente de frío a calor, no es buena para el huevo. Por
esta razón no se refrigeran durante su distribución ni en el punto de compra. En casa,
saca del frigorífico solo los huevos que necesites. Antes de utilizarlos, desecha los
sucios, rotos o agrietados. Puedes lavarlos antes de su uso, nunca para guardarlos
después. Además, es recomendable confirmar que están en el plazo marcado por la
fecha de consumo preferente.
Limpia bien las manos, superficies y utensilios de cocina antes y después de
manipular el huevo. Procura no cascar los huevos en borde del recipiente donde los
vayas a batir, para evitar que caigan trocitos de cáscara. No separes la clara y la yema
con la cáscara, porque esto facilita que cualquier posible contaminación exterior que
hubiera en ella se diluya en la parte comestible del huevo.
¿Y la salmonela?
Los productores de huevos comerciales mantienen sus granjas libres de
enfermedades aplicando medidas de bioseguridad, higiene y de prevención de la
contaminación de las aves. En España, las gallinas ponedoras se vacunan
obligatoriamente contra la salmonela. Además, se realizan análisis periódicos, de los
propios productores y de los inspectores oficiales.
La salmonela provoca una toxiinfección alimentaria (salmonelosis) cuando se
reproduce en alimentos que no se han manipulado higiénicamente. Para evitarla,
además de los consejos anteriores, conviene recordar unas normas básicas:
Consume huevos procedentes de granjas registradas y controladas: lo sabrás
porque llevan información obligatoria en su envase y en su cáscara.
Conservar refrigerados los alimentos, frescos o cocinados: la salmonela
puede multiplicarse a una gran velocidad en alimentos frescos, especialmente en
verano cuando se dejan a temperatura ambiente. No olvides guardar lo antes posible
los platos y las salsas elaborados con huevo en el frigorífico, tanto si son caseros
como industriales.
Cocinar a temperatura suficiente los platos con huevo: Cocinar a 70ºC o más
garantiza la eliminación de la salmonela. Los platos que no se vayan a consumir de
forma inmediata deben mantenerse calientes, o en refrigeración si se trata de
platos fríos que tengan que conservarse durante un tiempo antes de su consumo.
Hay que cuidar la higiene, el tiempo y la temperatura en la preparación y
conservación de platos con huevo que no se consuman inmediatamente tras su
elaboración.
Evitar la contaminación cruzada: el recipiente o el cubierto utilizados para
batir los huevos, por ejemplo, no deben ponerse en contacto con la tortilla ya
hecha. Tampoco se debe cascar el huevo en el recipiente que emplearemos después
para batirlo, cocinar o servir los alimentos ya preparados.
Siempre hay que seguir unas buenas indicaciones en el manejo de los alimentos para manipularlos de manera correcta. Por eso, vamos a aprender gracias a la campaña “El huevo, de etiqueta” unos trucos para que consumamos huevos de manera totalmente segura, incluso en verano o épocas de calor.
Los huevos con las indicaciones obligatorias en su cáscara y etiquetado cumplen con los requisitos del modelo europeo de producción.
En ellos se marca la fecha de consumo preferente, que indica el tiempo durante el que un huevo puede considerarse fresco. Esto solo se aplica a un huevo que tenga su cáscara limpia e intacta (sin fisuras ni roturas), y que haya estado bien conservado (en el frigorífico tras la compra).
Si los huevos no llevan marcada en la cáscara la fecha de consumo preferente podrás encontrarla en su envase. Guárdalos allí para tener siempre disponible esa información.
Un huevo se considera fresco hasta los 28 días después de la puesta si ha estado bien conservado (sin cambios térmicos bruscos y en el frigorífico después de la compra).
Una vez cascado, el huevo debe cocinarse o consumirse a la mayor brevedad posible. Al ser un alimento muy nutritivo, si no se conserva y manipula correctamente puede contaminarse fácilmente con microorganismos del entorno, lo que haría su consumo poco seguro.
Resumiendo, debemos tener en cuenta estas ocho indicaciones:
No lavar los huevos para guardarlos en la nevera, sólo si los vas a consumir inmediatamente.
Conservarlos en el frigorífico, así permanecerán frescos más días.
Mañana, 19 de marzo, se celebra en España el Día del Padre y hemos recopilado todas estas ideas para que le felicites de una manera original y comestible! 😄🍳👍
nos han recordado que no guardemos en la nevera, junto a los huevos, alimentos que desprendan un fuerte olor (como el pescado, por ejemplo) porque lo absorberán enseguida 😉
No pongas en contacto alimentos que desprendan olor y los #huevos, ya que su cáscara es porosa… ¡lo absorberán ipso facto!
Un tío muy sabio dijo en una ocasión: “Uno puede saber cómo cocina alguien solamente viendo cómo hace los huevos fritos. Si es de estos que los preparan de cualquier manera, será un desastre en la cocina. Si, por el contrario, los sirve con la yema perfectamente hecha y con la clara en su punto, será un buen partido en los fogones”.
No busquéis en Google, la frase es de un señor que tenía un bar en un pueblo de León. Como a éste ya no se le puede localizar (quién sabe que fue de su negocio), hemos hablado con David Delgado, propietario del puesto Granja Malasaña del Mercado de San
Ildefonso (Madrid), que ofrece una exquisita y variada oferta de gastronomía
tradicional reinventada, con, sí, el huevo como protagonista. Aquí van sus 10 mandamientos.
Utiliza un huevo de calidad, por Dios. “Es fundamental, lo más importante es la calidad y la frescura”, sentencia Delgado.
La sartén, cuanto más honda, mejor. ¿Qué es eso de hacer huevos fritos en una plancha?, ¿hola?, ¿estamos locos? Delgado nos explica que cuánto más honda mejor: “Yo utilizo la sartén parisién de 15 centímetros de alto”.
Aceite, como para una boda. Abundancia. Que no falte. Esto es esencial para que el huevo quede totalmente envuelto y se fría bien. Sobre la variedad, Delgado recomienda que sea de oliva, virgen extra y que no tenga demasiada potencia de sabor.
Echa el huevo cuándo el aceite empiece a humear. “Debe estar bastante caliente, como a 180 grados. El punto óptimo es ése en el que el aceite empieza a humear. Eso sí, sin que llegue a quemarse”, cuenta Delgado.
Cáscalo en un lateral de la propia sartén. “Bueno, si tienes miedo de que te caiga algún trozo de cáscara, puedes hacerlo en un plato al lado”. Y deposítalo con CUI-DA-DO en la sartén. No lo lances desde lejos, que vas a montar una…
Pon sal DOS veces. ¿Mande? Sí, lo ideal es echar un poquito de sal fina en el momento en el que estamos friendo el huevo. Y una vez que lo sacamos y lo escurrimos bien de aceite, le ponemos unas escamas de sal gorda.
Cocina el huevo durante 25 segundos. Eso es lo que tardará siempre que el aceite esté caliente y no hagamos cosas raras con el fuego.
Saca el huevo con capota y con puntilla. Si somos obedientes y hemos añadido abundante aceite, el huevo saldrá con esa capota bajo la que nos espera una yema redonda y líquida. Y, sí, la puntilla es importante y el huevo debe tenerla: “La puntilla es una reacción que hace la propia proteína del huevo y que le da un sabor tostado que está delicioso”, explica Delgado.
El pan ideal para mojar es… “un pan de hogaza con buena miga y corteza crujiente. Yo soy muy partidario de los panes de cereales como el centeno y también me gusta cómo queda el huevo frito sobre un mollete”.
El complementeo ideal para un huevo frito es… “la trufa fresca rallada, ya sea negra o blanca”, ¿Qué hambre, verdad, amigos?
Cocer huevos parece sencillo, pero siempre nos surgen muchas dudas y preguntas. Te respondemos a continuación algunas de las más comunes:
¿Qué cantidad de agua necesitan? Debes echar agua, por lo menos, hasta cubrirlos. Para que tarde menos tiempo en llegar a ebullición te recomendamos que no utilices un recipiente muy grande.
¿Durante cuánto tiempo? Depende de para qué los vayas a utilizar y de hacerlos a tu gusto. En la siguiente fotografía puedes ver cómo queda de cocido un huevo según el tiempo:
¿Cómo consigo que la yema me quede centrada? Es muy fácil, cuece huevos que sean muy frescos.
¿Cómo hago para que no se me rompa la cáscara? Lo mejor es que los hagas lentamente, sin sobresaltos de temperatura y que no choquen unos con otros.
¿Qué hago si se me rompe la cáscara? Échale sal al agua, justo por donde se ha roto. Si aún así se rompe más, añade de inmediato unas gotas de vinagre o limón para que la clara que se ha salido se coagule y no salga más.
¿Cómo los puedo pelar más fácilmente? Pásalos por agua fría inmediatamente después.
¿Por qué se me queda la yema grisácea? Cuando los huevos se cuecen demasiado, puede aparecer un halo grisáceo alrededor de la yema. Esto sucede porque se libera sulfuro de hidrógeno que, en contacto con el hierro de la yema, se convierte en sulfuro de hierro que es de color gris verdoso. No te asustes, aunque tengan peor aspecto, siguen siendo comestibles.
¿Se pueden hacer huevos duros en el microondas? Sí, te lo explicamos aquí.
¿Puedo congelar un huevo cocido? Sí se puede, aunque no es muy recomendable porque el huevo pierde calidad, textura y gusto.
¿Cuántos días dura un huevo duro? Guárdalos en la nevera con cáscara y te durarán unos 4 días. Si ya los has pelado, es mejor consumirlos en 2 ó 3 días.
Para acompañar un puré de verduras o caldo, como parte de ensaladas o ensaladillas, para un sandwich o bocadillo, para hacer huevos rellenos, … Existen multitud de recetas que llevan huevo duro entre sus ingredientes, pero nos asalta una pregunta recurrente…
¿Cuánto tiempo dejo cocer el huevo para que me quede perfecto?
Pues bien, básicamente el tiempo de cocción varía dependiendo de nuestro gusto y del plato que vayamos a preparar.
Compartimos este post de cocinillas.es en el que explican y nos muestran cómo cambia la consistencia y la textura del huevo en cuestión de minutos:
Y también os traemos otro aporte muy interesante y con una visión más científica desde el blog gominolasdepetroleo.com que se titula “Cocer un huevo tiene ciencia”.
Nuestra amiga Gloria también compartió en nuestro FB un truco que le funciona: “Yo pongo un poco de sal en el aceite y deja de saltar.” ¡Apuntado queda!
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