En 1968 la American Heart
Association recomendó un consumo diario de colesterol inferior a 300 mg y no
más de tres huevos enteros a la semana. Este hecho no solo impactó
significativamente en los patrones dietéticos de la población, sino que
favoreció la formación de una opinión pública contraria al consumo de huevos,
limitando así el acceso a una fuente asequible de nutrientes de alta calidad.
En 2015 la mayoría de organismos de promoción de la salud en todo el mundo han
eliminado tales restricciones en el consumo de huevo y colesterol. El reciente estudio
publicado por el Dr. Donald J. McNamara, analiza la evolución de las
recomendaciones dietéticas en los últimos 50 años y cómo el huevo ha ganado,
por méritos propios, un espacio relevante en la alimentación a nivel mundial.
