Con este post entenderás el proceso de formación de los huevos de gallina.
Las gallinas alcanzan la madurez sexual y comienzan a poner huevos en torno a las 20 semanas de vida. Pero hasta entonces, y en adelante, siguen unas pautas sanitarias, de alimentación, higiene y cuidados que les permitan poner huevos de la mejor calidad.
La puesta se produce cada 24-26 horas, independientemente de que haya un gallo que los fecunde. Es más, en las granjas no conviven con gallos, por lo que los huevos que se comercializan no son fecundados y no se pueden incubar para que nazcan pollitos. La hora a la que suele suceder es entre las 7 y las 11 de la mañana, y 15-30 minutos después puede iniciarse de nuevo el proceso de ovulación.
En esta imagen podéis seguir el camino de formación del huevo y sus tiempos:
El aparato reproductor de la gallina está compuesto por ovario y oviducto (desde el infundíbulo hasta la cloaca), y se desarrollan sólo los izquierdos.
El ovario pesa unos 35 gramos, tiene forma de racimo de uva y está ubicado en la parte inferior de la cavidad abdominal, cerca del riñón. En él alberga más de 4000 óvulos microscópicos, de los que pocos llegarán a desarrollarse y formar una yema. La ovulación de la gallina consiste en eso precisamente, la yema crece durante unos 10 días en el ovario y la de mayor tamaño es captada por el infundíbulo, primera zona del oviducto y con forma de embudo.
El oviducto es un tubo de 60-70 cm de largo y 40 gramos de peso, y está dividido en las siguientes secciones: infundíbulo, magno, istmo, útero (glándula tubular y matriz) y cloaca.
Durante todo este camino la yema se va rodeando de diferentes estructuras y membranas (albumen o clara) que la protegen y que le confieren sus propiedades nutricionales posteriores. Es curioso que la formación de la cáscara se produce en la última parte del proceso y como protección final de la yema-clara dando lugar al huevo.
Otro día escribiremos con detalle sobre las diferentes partes de las que consta un huevo y de sus propiedades.