Te contamos cómo trasladamos nuestros huevos frescos desde las granjas hasta las tiendas donde tú puedes comprarlos.
Nuestras gallinas ponen 2 millones de huevos al día que recogemos con sumo cuidado. Los llevamos a nuestra central envasadora donde comprobamos que estén en perfectas condiciones para la venta, los agrupamos por categorías y los envasamos. Por ejemplo, una curiosidad, con los huevos que por tamaño no son aptos para la comercialización en cáscara, nos sirven para elaboraciones de huevo líquido que también vendemos a industrias y profesionales.
El paso siguiente es el transporte en camiones refrigerados desde Cabanillas del Campo (Guadalajara) hasta nuestras delegaciones en Barcelona, Castellón, Zaragoza, Álava, Asturias, Pontevedra y Sevilla. Así se mantienen a una temperatura constante y adecuada.
Cuando los huevos llegan a destino pasan a cámaras especiales donde esperan turno para que camiones más pequeños de reparto los distribuyan por los supermercados, hipers y tiendas que venden huevos DAGU.
Los huevos que encontramos en las tiendas están en lineales sin refrigerar porque es conveniente mantener los huevos a temperatura constante a lo largo de la cadena de producción y de transporte. En este proceso, y durante su almacenamiento hasta la venta final, los huevos no deben sufrir picos de temperatura y humedad y es recomendable que estén entre 18 y 22ºC. Las temperaturas muy altas favorecerían la proliferación bacteriana y demasiado frío tiene peligro de condensación (y el exceso de humedad propicia el desarrollo de hongos).
Una vez en casa debemos conservar los huevos siempre en el frigorífico y no hay que sacarlos de la nevera hasta el momento de utilizarlos. Así, sabremos que siempre estarán a la misma temperatura y mantendrán óptimas sus propiedades más tiempo.
Contando con todo este proceso, los huevos tienen una fecha de consumo preferente de 28 días, que es la que indica el etiquetado.